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Vamos ahora a ver la casa contigua a la mía y empezaré por decir que el recuerdo mas antiguo que tengo de quien la habitaba es el de una viejecita que siempre tenía las puertas cerradas y no tengo ni idea de quien pudo haber sido. Después de ella vivió ahí doña Josefa Reyes con sus hijos Amparo, Alfredo (Fito) Alberto (Samú) y Fermina (La Mina). Era doña Josefa una señora muy alegre y su carácter fué heredado por todos sus hijos, tenía por ocupación principal ser modista y ella era la encargada de vestir con sus creaciones al ultimo grito de la moda a cuanta persona del sexo femenino le solicitara sus servicios. En temporada de fiestas no paraba de darle a la Singer desde muy temprano y terminaba hasta que pasaba el Nocturno. Cuando no tenía mucho trabajo de coser, atendía un negocio que puso ahi mismo en donde vendía cremas, perfumes, brillantinas y demas artículos relacionados con la belleza. Para estar al día con lo que marcaba la moda tanto en estilos como en telas, hacía frecuentes viajes a Oaxaca, a Puebla y a Tehuacán de donde traía lo necesario para su negocio además de otras cosas mas que resultaran novedosas en el pueblo. De esto recuerdo dos cosas que para la época en que sucedieron fueron algo impactante y es que en uno de esos viajes que la señora hacía, trajo para vender en su negocio el delicioso chocolate Milky Way y el primer Chicle Bomba que hizo furor entre las niñas pricipalmente. Actualmente un Milky Way lo encuentra uno en cualquier tiendita, pero en esa época era algo realmente excepcional ya que era un artículo de fabricación extranjera y en ese entonces en México solo consumíamos lo que el país producía.
Esta familia estuvo viviendo en Parián mas o menos hasta por ahí de 1960 y como a todos les tocó salir en busca de su destino. De Amparo, que en sus años de juventud era una chica muy guapa no se nada, solo recuerdo que cuando salió tenía dos niños, uno se llamaba Marco y de el otro no recuerdo su nombre, Fito se hizo chofer y vivió en Nochixtlán en donde también se casó con una chica de por ahí formando su propia familia. La Mina estudió para Maestra en la Normal de Oaxaca y al terminar su carrera ya no volvió al pueblo y ella y su mamá me parece que se fueron a radicar al estado de Veracrúz. Por esos rumbos parece que falleció doña Josefa y Fermina sigue viviendo por ahí. Si la suerte hace que lea estas líneas, desde aquí le envío mis mejores recuerdos a quien fué mi mejor amiga de la niñez. Por último me referiré a Alberto, a mi gran amigo y contemporáneo, al gran Samú, con quien de niño tuvimos grandes aventuras cuando en el río, en los cerros, en la calle o cualquier otro lugar , con esa imaginación desbordada que el tenía, éramos Tarzán en las selvas africanas, El Llanero Solitario cabalgando en el viejo y lejano Oeste, Flash Gordon en un viaje a traves de las estrellas o cualquier otro héroe de fábula que se inventaba. Era todo un personaje, muy inteligente y con la broma a flor de boca. Cuando nos tocó estar en el mismo año de la primaria, siempre nos disputábamos las mejores calificaciones y no podía superarlo. Ya convertido en adolescente inquieto como era y siendo hijo de don Alfredo Contreras, un señor conocedor de minas que llegó a trabajar por estos lados, se dedica a esa actividad y asi lo vemos manejando un Jeep, con su casco de bakelita y su lámpara de carburo a la cintura ademas de un morral de lona en donde traía un pequeño marro y unos cinceles. Esta actividad le apasionó tanto que no se conformó con trabajar al lado de su padre,sino que su espíritu aventurero lo llevó a internarse constantemente por semanas enteras explorando todos esos enormes cerros y montañas de nuestra región, en busca de su propia mina. En esa etapa de su vida se autodenominaba "El Mejor Minero de Latinoamérica".
Siempre fué muy inquieto, alguna vez me comentó que de pronto sentía que los cerros que rodean a nuestro pueblo, se le venían encima provocándole una gran opresión que le provocaba una verdadera necesidad de irse a remontar cuanto cerro se le pusiera enfrente y así lo hacía, desapareciendo del pueblo por largas temporadas.
Su vida estuvo llena de aventuras y peligros desde la infancia, pues recuerdo que cuando tenía mas o menos como unos nueve o diez años, el pueblo se desperto con la noticia de que a Samú lo habían herido con una navaja en una fiesta en Olivera a la que había ido acompañando a su mamá. Tiempo después y ya siendo mayor, tuvo una dificultad con una persona del Progreso y se enfrascaron en una pelea a golpes, pero su adversario al ver que iba perdiendo, sacó su machete y lo atacó produciéndole serias heridas en un brazo, lo que tuvo malas consecuencias para Beto ya que perdió movilidad y fuerza en el brazo izquierdo, quedándole bastante disminuído el accionar de esa extremidad. Años después, otra vez la vida lo pone en dificultades y desaparece del pueblo durante algunos años, años que le sirvieron para tomar conciencia de su entorno y se vuelve un apasionado de las ideas socialmente reivindicadoras y asi lo vemos siempre leyendo y siguiendo a los columnistas y libre pensadores, adentrándose en las ideas de justicia social y democracia. Con esos ideales llenándole el espíritu, se llega a radicar en la ciudad de México en la década de los 60 y le toca vivir la gran ola libertaria que los estudiantes primero y después toda la juventud de esa época, inician para tratar de cambiar el destino del país.
Asi llega la fatídica tarde del 2 de Octubre de 1968 en Tlatelolco y su destino lo lleva a estar presente, en compañía de mi primo Luis Manuel Carrera y de Abraham, un amigo de mi primo, para ser testigos de esa vil matanza llevada a cabo por el nefasto poder que "La dictadura perfecta" en la persona de Díaz Ordaz hizo posible y que siempre han negado que haya sido verdad. La grandeza de espíritu de Samú lo hizo sacrificar su vida en la persecusión de un ideal y por protejer la vida de sus dos acompañantes ya que al sonar los primeros disparos y crearse el caos entre los manifestantes, sin saber bien a bien de dónde provenían las balas, él empuja a los dos y les ordena que corran quedándose atras de ellos en un intento de protejerlos, ellos obedecen y voltean a ver que siga atrás, pero de pronto ya no lo ven y regresar a buscarlo es imposible ante la enorme multitud que se mueve llena de pánico por la salvaje agresión.
Luis Manuel y Abraham regresan a su casa y esperan a que Beto regrese, pero pasa toda la noche y el otro día y no aparece, entonces se dan a la tarea de buscarlo en delegaciones, hospitales, Cruz Roja y Cruz Verde pero sin encontrarlo y ni siquiera una pista que pudiera indicar por donde se hallaría. Su mamá, Doña Josefa Reyes se hace presente y continúan con la búsqueda con los mismos resultados, por ningún lado aparece y por ningún lado dan informes hasta que en una revista aparece una foto donde se alcanza a ver el cuerpo ya sin vida de nuestro querido amigo. Pero el aparato represivo hizo muy bien su tarea y nunca se encontró ni siquiera su cadáver. Y cómo lo iban a encontrar si años después se llegó a saber que esa misma noche, a cuanto herido o muerto recogieron las ambulancias, los subieron a unos aviones y los fueron a tirar a las aguas del Golfo de México. Triste destino de nuestro amigo y paisano, pero acabó como
dicen que mueren los elegidos de Dios, jóven y persiguiendo un ideal.La foto de hoy nos muestra una de las unidades de la Cooperativa Estrella del Poniente que hacían el servicio de transporte de carga y pasajeros entre Parián y Tlaxiaco.