lunes, 16 de noviembre de 2015

LAS CASAS DE PARIAN (Continuación)

Avanzando en nuestros relatos recordaré que estando de por medio un callejón en que por el subsuelo
pasa un tubo que es parte del sistema de drenaje del pueblo y en la superficie corren las aguas fluviales que en época de lluvias bajan del cerro y desembocan en el río que todos conocemos, en seguida existía una construcción que yo siempre la vi cerrada por una cortina de acero, lo que hacía imposible para la curiosidad de muchos, ver lo que ahí había. Este inmueble pertenecía a Don Graciano Muro y era el garaje del señor. Ahí guardaba su coche. Este lugar era conocido por el pueblo como "El Garay", palabra que sin duda era una deformación de la palabra original hecha por el habla popular. Actualmente ya pertenece a otra persona y al cambiar de propietario se le retiró la cortina que lo cerraba y se vió que en su interior había partes automotrices de aquella época y que quedaron como mudos testigos de la prosperidad de sus antiguos dueños.

Este predio hace esquina con la calle que desemboca al cauce del río que pasa por el pueblo y ahí se formó el basurero en donde se aprovechaba el paso de la corriente , que en época de lluvias era muy fuerte, para que se llevara los deshechos originados por la población, asi también el lugar era aprovechado para que algunas personas lo utilizaran como letrina a cielo abierto. Actualmente esto ya cambió y la contaminación que sufría nuestro río se ha eliminado en un gran porcentaje gracias a la visión de las autoridades y el pueblo en general que tomó conciencia sobre el cuidado que se debe tener con el agua y el medio ambiente en general ya que la práctica de quemar la basura se ha ido eliminando también.

Y la casa que está haciendo la otra esquina de esta calle es una que fué propiedad de don Vicente Ceballos quien fue originario de España y  llegó al pueblo con esa corriente hispana que arribó en busca de fortuna como fueron los Muro, los Gómez, los Cué (Ancestros del actual Gobernador del Estado, Gabino Cué) y algunos mas de cuyos nombres no tengo memoria, pero que aportaron prosperidad y un poco de su cultura a nuestro conglomerado social.

Don Vicente estaba casado con doña Esther Mendoza, una señora que tengo entendido era originaria de Huajuápam, aunque esto no lo podría asegurar y formaron una familia que contaba entre sus hijos a José, (Pepe)Vicente, Lolita, Enrique, Jorge y Armando, todos ellos de apellidos Ceballos Mendoza.
José y Vicente, los mayores, salieron del pueblo para radicarse en la ciudad de México, formando cada uno de ellos sus propias familias y volviendo en muy pocas ocasiones a Parián.
Enrique vivió en el pueblo y siendo muy joven, no sé cuántos años tendría, enfermó y falleció quedando sepultado en el panteón del lugar. Lo recuerdo como fueron todos ellos, con las características físicas de su ascendencia paterna y ocupado todos los días en pastorear a una gran manada de chivos junto con un muchacho que era de la Sección (hoy El Progreso) llamado Adrián. Para los que éramos niños en ese entonces constituía todo un espectáculo ver como conducían ese gran rebaño bajando del monte con el sonido alegre del cencerro poniéndole música a la tarde y el enorme chivo semental al frente con su aspecto fiero como amo y señor de esa manada. Poco a poco y en ordenado tropel los metían a una casa que ya destechada hacía las funciones de corral. Esa casa era la que hoy es propiedad de Rubén Córdoba y que en ese tiempo pertenecía a doña Irene Mendoza. Pero lo mejor de todo era que al terminar de entrar  las cabras, a los chamacos que nos acercábamos a ver todo esto, nos daban unos tragos de leche de cabra recién ordeñada, calientita, espesa y con un sabor tan dulce mejor que la leche de vaca.
A Lolita la recuerdo como a una muchacha muy seria y recatada pero muy amable principalmente con los niños. Cuando ella se casó con don Angel Flores y estaba al frente de la tienda, con mucha frecuencia nos regalaba galletas o dulces y siempre tenía una sonrisa para los chicos. Actualmente vive en el D.F. Tuve la fortuna de saludarla personalmente en ocasión de una misa que cada año celebran los paisanos radicados en México y que en esa vez la patrocinó Armando.De esto ya tiene algo así como cuatro o cinco años y a partir de esa fecha  hemos perdido contacto con esta apreciable familia, asi que si alguien de  ellos llegara a leer estas líneas le solicito atentamente se ponga en contacto conmigo .
De Jorge,el penúltimo de los hermanos, salió de Parián junto con otros mas de los que al terminar la instrucción primaria, por medio de un apoyo brindado por la presidencia de la República, se vinieron al D.F. a seguir con sus estudios ingresando a una Prevocacional del IPN.
Con el tiempo parece que se dedicó al comercio y con muy buenos resultados. Finalmente también fallece relativamente joven.
Armando, el último de los Ceballos Mendoza, también al terminar la Primaria sale del pueblo con rumbo a la Capital en donde ya estaban establecidos todos sus hermanos mayores.
Tengo recuerdos de el de cuando sacaba por las tardes a pasear sus dos caballos,uno negro y otro colorado, después de pasearlos, los bajábamos al río a bañarlos pero lo divertido era que también nos dejaba montarlos, así que nos pasábamos las tardes cabalgando y disfrutando la emoción de ir sobre esos grandes caballos y sentir el aire en la cara cuando los hacíamos correr, pero lo mejor era que cuando ya estaban bañados teníamos que subir por una pendiente que los caballos la tomaban a galope y como los montábamos a pelo, casi siempre terminábamos en el suelo pues nos tiraba ya que no sabíamos montar. De una de estas caídas un amigo llamado Enrique Vera, hijo del maestro Sadot, resultó con un brazo facturado que por no haber médico en el pueblo le quedó sin poder flexionarlo como se debe. Recuerdo también que en una época, Armando organizó un equipo de beisbol  para jugar contra el equipo de Miguel Angel Ortega y los partidos eran en los patios en donde almacenaban el manganeso, un mineral de color negro, resultando que al terminar el juego , por las caídas,las barridas y el polvo que levantábamos al correr terminábamos con la ropa completamente manchada de negro y el problema era llegar cada quien a su casa porque las mamás al ver como lucíamos ponían el grito en el cielo por lo sucios que estábamos y porque lavar la ropa con tanto manganeso pegado era bastante difícil.
Cuando Armando dejó el pueblo, quedaron ahí Don Vicente y su esposa Esthercita, así le decían a ella, quien era una señora muy trabajadora dedicada a sus ocupaciones y su negocio. A don Vicente lo tengo en la memoria sentado al frente de su casa por las tardes con una boina a la cabeza y en las manos sosteniendo un puro, en la clásica imágen del español.
Pero desafortunadamente,en una lluviosa noche del año de 1956, no recuerdo exactamente en que mes, al regresar doña Esther en el tren nocturno procedente de Oaxaca, y ya a pocos momentos de llegar a Parián, el convoy se descarrila provocando una tragedia en la cual muchos hogares enlutecieron y fue doña Esther una de tantas víctimas que dejó la vida en este fatal percance.
Ante este suceso, Don Vicente queda solo en el pueblo por lo cual sus hijos deciden llevárselo a la ciudad de México en donde al paso del tiempo el también fallece y sus restos quedan en un panteón de la capital.        
       
Esta es la casa que construyo y habitó la familia CeballosMendoza . Esto es una pintura hecha por mi
ya que por alguna razón que desconozco, esta casa siempre me llamó la atención. Actualmente sus nuevos propietarios la han modificado por lo que esta imagen ya resulta nostálgica e histórica.